Gastro + Arte

Hoy os voy a hablar de un grande, gastronómicamente hablando. Rompe todos los esquemas del típico tópico «nadie es profeta en su tierra». Con un enfoque de la cocina increíblemente cuidado y sorprendente, Ricard Camarena es uno de los cocineros mejor valorados de la Comunidad Valenciana, y lo tiene bien merecido porque cuando una persona ama lo que hace se nota.

La buena cocina necesita cariño, y él desprende pasión cuando le observas tratando o hablando del producto. Da gusto ver cómo trabaja con su equipo, cómo potencian lo autóctono. Aquí nada es porque sí, si la zanahoria que sirve es más pequeña no es que sea baby sino que la ha recolectado en edad temprana que es justo cuando está más dulce. Por eso nunca me canso de ir a sus restaurantes. Los tiene para todos los gustos. Os dejo el enlace de su web para que podáis ver todo lo que ofrece: www.ricardcamarena.com

Hoy en concreto voy a centrarme en el nuevo Ricard Camarena Restaurant donde el arte y lo culinario van más unidos que nunca por diversos motivos: evidentemente porque la gastronomía de Ricard ya es un arte de por sí, pero si además el restaurante está situado en Bombas Gens, arte al cuadrado. Porque para quien no lo sepa la antigua fábrica que lo aloja ha sido rehabilitada y transformada en fundación y centro de arte, que además se puedes visitar de forma gratuita. Dos proyectos separados que se complementan, ya que tienes a tu disposición un plan original en el que llegas para poder visitar grandes obras de arte antes de la gran cena.

Mi experiencia ha sido única y por eso tenía tantas ganas de contárosla. Llegamos hacia las 20:45h y allí nos recibieron en la puerta con una gran sonrisa, entramos y nos acompañaron a una sala ataviada con exquisitos sofás y con un ambiente único para realizar el preludio. Te acomodan y están atentos a todos los detalles. Te presentan una carta donde hay tres menús, elegimos el menú #2: 10 bocados + 8 platos. Tomamos un aperitivo mientras contemplábamos una increíble obra de Thomas Ruff, mobiliario exclusivo, una asombrosa barra con detalles en latón y una iluminación perfecta. Empezamos con los bocados: primero una infusión fría de verduras asadas, hierbabuena y amontillado, ensaladilla rusa de corvina, piel de calabacín relleno de streak tartare y requesón, nabo con rábano y huevas de arenque (recomiendo comerlo de un bocado para mezclar todos los sabores y texturas).

Una vez finalizados nos invitaron a pasar a la sala, y por unos minutos me quedé sin palabras. Es un espacio perfecto, de los más bonitos que he visto. Y es que no es de extrañar que un grande se acompañe de otro grande: Ricard una vez más ha colaborado para su gran proyecto con el interiorista Fransesc Rifé, un referente en el mundo del diseño y con una gran sensibilidad estética por el espacio. Juntos han creado un concepto elevado de la restauración haciéndonos viajar a los clientes por una experiencia multisensorial. Me quedé deslumbrada. La separación entre las mesas, los techos y revestimientos en madera de nogal (aportando una gran calidez a la velada), las sillas comodísimas (casi te abrazan). Se puede afirmar que todo allí es especial.

Y proseguimos con la cena, acompañándola de buen vino. Os dejo una imagen con las referencias.

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Bocados en la mesa:

– Patata con sabor all i pebre y almendra
– Higo con confit de pato y Fondillón
– Apio a la brassa con pollo y mostaza

Para nuestra sorpresa nos llevaron frente a la cocina donde el mismo Ricard nos explicó la base de su trabajo y la importancia del producto de temporada, por eso nos elaboró una plato de zanahoria asada con emulsión, coco y comino que degustamos de manera informal frente a la cocina. A resaltar el delicioso sabor del coco crujiente, es una mezcla exquisita con la zanahoria. Fue un momento de cercanía del chef con cliente. Me encantó.

Y proseguimos la cena con:

– Capuccino frío de meuniere de bogavante ( sabor fresco, buen producto, emulsión con sabor especial)
– Ensalada de verano, infusión de tomate ahumado, quisquilla, bayas y hierbas
– Cocochas, espárragos blancos, holandes de merluza y levadura (los esparragos tenian un sabor diferente y especial.)
-Rodaballo a la plancha, patata y judia bobby y voluté de rodaballo. ( el sabor me recordaba al mitico hervido)
– Arroz cremoso de verduras y hierbas de verano (arroz en su punto y sabor distinto)
– Roast beef de solomillo de vaca con vinagreta de lentejas y cogollo a la brasa (las lentejas tiene un sabor tierra perfectas para acompañar y la carne sabe a un buen ahumado)

Dulces by Ricard

-Bebida fermentada  de tomates y albahaca thai
– Una bocado de galleta fria de anís
– Postre de eucalipto con mandarina y albahaca limón: sabor refrescante
– Para finalizar el postres estrella: Pastel templado de manzana , vainilla y pimienta negra. ( espectacular, diferente, sabor a tarta de manzana pero con la textura del típico mochi)

El detalle: acompañan el café con una cajita de plata con tres bocados increíbles.

– Bocado de platano con especias
– Roca de pistacho
– Mini galleta de chocolate especiado

Nos gustó tanto que reservamos para unos días más tarde. A pesar de elegir el mismo menú tuvieron en cuenta nuestra anterior visita y nos cambiaron algún plato para sorprendernos. Gracias Ricard por tu buen hacer, tu trato, cercanía y profesionalidad. Gracias por crear en mí una GASTROEMOCIÓN. Volveremos pronto.

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